viernes, 1 de febrero de 2019

CÓMO PUEDES REACCIONAR CUANDO TU HIJO TE DICE QUE ERES MALA

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A diferencia de un informe que preparamos para nuestro jefe o una ponencia que presentamos en una evento donde a los pocos días sabemos cómo nos fue, con los hijos van a pasar muchos años hasta que podamos decir: “definitivamente, lo hice bien”. Sin embargo, tenemos que tener claro que la aprobación debe darla la vida misma, no los hijos. Si ellos nos dicen siempre que somos los mejores del mundo, es que estamos haciendo las cosas mal, porque significa que accedemos a absolutamente todas sus demandas y de ese modo, no les estamos enseñando a hacerse responsables de sus propias vidas.

Los padres somos los adultos, quienes tenemos más experiencia y conocimiento del mundo y estamos preparados para educarlos. Cuando tu hijo haga una rabieta te pido que recuerdes estas palabras y digas para tus adentros: ¡Lo estoy educando, lo estoy educando! Dejar de hacer siempre lo que quiero para hacer lo que debo, es de las cosas más importantes que tienen que aprender sus hijos durante la infancia. Porque hacer lo que debo es contemplar al otro. Hacer lo que quiero es pensar únicamente en mí. 

Y el mundo no puede funcionar si cada uno piensa sólo en sí mismo. Eso está claro. Piensen qué sucedería si una maestra un día no se levanta para enseñar porque no quiere, o un médico prefiere ir a ver un partido de fútbol que atender un parto de urgencias. Por eso cuando digan NO y su hijo se queje, haga pataletas, llore, grite, piensen: lo estoy educando, esto es lo que tengo que hacer. 


Por si fuera poco, cada día parece más probado que los amores duraderos son el fruto de la capacidad única, singular, irrepetible en cualquier otra especie, que tienen los humanos de amarse y odiarse al mismo tiempo. Al contrario de otras especies, los humanos tenemos emociones mezcladas. Por lo tanto ser mala por un tiempo, no es grave ni para ustedes, ni para sus hijos. Al contrario, es bueno para la relación. Porque un hijo que incorpora que sus padres le ponen límites, sabe que los límites también son amor. ¡Suerte y a no sufrir! Cuando eres “mala”, estás educando. 

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