viernes, 29 de noviembre de 2019

ALTERNATIVAS PARA NO EDUCAR A LOS NIÑOS CON AMENAZAS


Educar con amenazas es un error: Razones, consecuencias y solución


Educar es una tarea muy cansada y, en ocasiones complicada, pero cuando los padres llevan a cabo esta tarea encuentran una gran recompensa. Los progenitores no siempre educan a sus hijos como les gustaría. A veces por la falta de tiempo, otras por el cansancio acumulado debido al trabajo, por la situación en la que se encuentran o por el carácter del propio hijo. Lo que hay que tener claro es que educar a los hijos con amenazas no es un recurso educativo adecuado para ninguna de las partes.

Por qué utilizamos las amenazas con los niños

Las amenazas son la manifestación de la violencia, no física, pero sí psicológica. Estas suelen ir acompañadas de gritos que pueden parecer inofensivos pero pueden afectar a los niños en su comportamiento y a nivel psicológico.

Muchas veces los padres recurren a las amenazas porque encuentran supuestas ventajas como: ser un recurso rápido y sencillo de utilizar, no requiere un desgaste intelectual para su uso, se puede conseguir el objetivo a corto plazo, o puede infundir carácter de autoridad al que lo utiliza. Otras veces, los padres utilizan las amenazas para controlar el comportamiento de los niños debido a que les faltan recursos como:

- Saber marcar límites y unas consecuencias congruentes y adecuadas.
- Los padres están “desconectados” del niño y lastiman su auto-concepto.

Esa falta de recursos hace que muchos padres educan a los niños con amenazas cuando sienten que pierden el control. De esta manera intentan regular el comportamiento del niño basándose en el miedo.

5 consecuencias de educar a los niños con amenazas

1. El empleo continuo de amenazas puede conllevar al deterioro de la autoestima del niño. No se sentirá valorado por sus padres e, incluso, puede revelarse y desafiar la autoridad de sus padres constantemente.
2. La continua amenaza puede causar estrés en el niño y no será beneficioso para su desarrollo.
3. Con las amenazas no se enseña al niño a asumir las responsabilidad de sus actos, se le enseña a actuar para evitar un castigo.
4. Las amenazas que se utilizan suelen ser tan fuertes que los padres no las cumplen, por lo que la palabra de los padres pierde autoridad y credibilidad.
5. El niño aprenderá del ejemplo continuo de las amenazas de sus padres y se acostumbrará a este tipo de conducta. Luego empleará las amenazas como forma de relacionarse con sus amigos, conocidos e incluso contra sus padres.

Qué podemos hacer para no utilizar amenazas en la educación

Las amenazas a las que recurren los adultos como recurso educativo vienen, como ya sabemos, acompañadas de consecuencias negativas. Por tanto, los adultos deben de encontrar las verdaderas alternativas que ayuden a los niños a aprender y a crecer de forma sana. Como por ejemplo:

- Generar respeto
Es probable que el niño obedezca frente a la amenaza. Sin embargo, cuando el niño crece y desaparece el miedo, se pierde el respeto. Por ello, es necesario que el niño sepa que los padres son la autoridad pero desde el respeto mutuo.

- Utilizar explicaciones válidas
La utilización del argumento: 'porque lo digo yo...' no funciona. Se debe dar una explicación clara y precisa para que el niño comprenda y pueda reparar lo que está haciendo mal.

- Ponerse en el lugar del niño
Los niños no son adultos. Hay que intentar ver las cosas desde su punto de vista.

- Hablar en positivo
Cambiar el contexto de las palabras. . Los niños crean imágenes de nuestras palabras. Así, será mejor que le digas: 've más despacio' a decirle: 'No corras'.

- Ser modelo de valores

- Que el niño pueda elegir
El pequeño debe sentir que tiene voz. Dar alternativas para elegir le hace sentir que puede decidir.

LAS 5 EMOCIONES BÁSICAS DE LOS NIÑOS

Las emociones básicas de los niños: alegría, tristeza, miedo, ira ...


Alegría, Tristeza, Ira, Miedo y Asco. Son los nombres de las 5 grandes emociones que manejan nuestras vidas. Alegría, por supuesto, es la emoción que debe gobernar sobre el resto. Pero alegría a veces no puede llegar sin dejar que antes Tristeza haga su trabajo. Pero... ¿por qué son necesarias todas estas emociones?

1. Miedo: Puede que en un momento determinado el Miedo necesite hacer acto de presencia. Si nuestro hijo no tuviera miedo de nada, pondría en riesgo su vida constantemente. El niño tiene miedo a caerse, miedo a tropezar... pero también tiene miedo a no ser capaz de lograr lo que se propone.

El miedo hace que el niño se marque retos y que luche por superarlos. Que aprenda. Y, por qué no, que se sienta invencible. Pero es un arma de doble filo: el miedo también le puede bloquear e incluso, conducir al pánico. Es el máximo nivel de alerta de nuestro cuerpo: si enseñamos a nuestro hijo a utilizar el miedo para crecer, será un arma poderosa para él.

2. Asco: El asco ayuda a elegir, a aprender a decir No. Ayuda al niño a formar una personalidad: 'quiero esto porque esto otro no me gusta'. Si no existiera el asco (no entendido sólo como asco a un alimento, sino con rechazo a determinadas cosas o aspectos de la vida), nuestro hijo sería tan sumamente conformista que no podría tener una personalidad fuerte ni tomar decisiones importantes en la vida.

3. Ira: Cierto, la ira es la 'menos lista' de las emociones. Cuando se deja llevar, no existe el razonamiento. Explota. Pero es necesaria, sí. A veces la ira desemboca luego en tristeza... y la tristeza da paso a la alegría. De la ira también se aprende. Es normal que aparezca Ira en nuestro hijo cuando alguien le pega, o cuando se aprovechan de él. Es en cierta forma, un arma de defensa, una forma de entender 'esto no me gusta' ¡esto me enoja'... 'no quiero sentirme así'. Y en ese momento Ira pone en marcha un mecanismo para pensar cómo defenderse ante todo eso que le provoca enfado. 

4. Tristeza: Sin la tristeza no podría existir la alegría. Son complementarias. ¿Cómo íbamos a saber lo maravillosa que es la risa si nunca lloramos? La tristeza a menudo nos hace reflexionar y ahondar más en nuestros sentimientos. ¿Por qué nos sentimos tristes? ¿Qué podemos hacer para evitarlo? Pero cuidado: la tristeza también puede llevar al niño a perder ilusión y llevarle a la depresión. Siempre, tras un momento de tristeza, debemos intentar que vuelva a aparecer la alegría.

5. Alegría: La alegría es el motor que mueve la vida de nuestro hijo. Todos queremos que nuestro hijo sea alegre, que sea feliz. Pero debemos entender que es imposible que siempre sea así.

La Felicidad está formada por grandes momentos de alegría y pequeños instantes de ira, miedo, tristeza y asco. Porque alegría también necesita del resto para continuar su camino. 

Las emociones, esas grandes desconocidas para nuestros hijos. Podemos ayudarles a comprenderlas. Siéntate con tu hijo, habla con él. Intenta explicarle qué siente. ¿Está enfadado? Sintió ira. ¿Por qué? Haz que se plantee todas estas preguntas y sobre todo, haz que entienda que ninguna de estas emociones es mala. Todas, absolutamente todas, son necesarias.

Cuentos para trabajar las emociones de los niños

Los cuentos infantiles son un buen recurso para trabajar las emociones de los niños. Los cuentos despiertan diferentes emociones en los niños. Hemos seleccionado algunos cuentos que hablan de la tristeza, de la alegría, y otras emociones como el asco, la ira, la frustración y los miedos.

El niño y los clavos. Un cuento sobre el enfado
Ayuda a tu hijo a entender las reacciones que tiene, lo que siente, cuando está enfadado y qué consecuencias tiene, con este cuento. Un cuento para entender las frustraciones. Pincha en la imagen arriba para leer el cuento entero.

Juan sin miedo. Un cuento sobre los miedos
Este cuento de Juan sin miedo, es un ejemplo de que se puede enfrentar y superar a los miedos. Un cuento ideal para animar y ayudar a los niños a enfrentarse a sus miedos, con coraje y valentía. Pincha en la imagen arriba para leer todo el cuento.

La ciudad sin colores. Cuento sobre la alegría y la tristeza
Un cuento que enseña el valor de una sonrisa. Este cuento para niños habla sobre la búsqueda de la felicidad, enseña a los niños que sonreír y poner buena cara hace que nuestro día sea un poquito más feliz, mientras que la tristeza sólo genera más tristeza. Pincha en la imagen para leer todo el cuento.